Nosara: un siglo de historia, presente Y UN FUTURO QUE NOS DESAFÍA
- E Gutiérrez
- 26 ago
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 29 ago
Nosara no empezó con el turismo ni con los proyectos inmobiliarios de los años setenta. Mucho antes, esta tierra formó parte del Reino de Nicoya, una región que al momento de la llegada de los españoles (1521–1524) concentraba casi la mitad de la población de todo el territorio costarricense. El nombre “Nosara” se interpreta como alianza, un lugar para todos, y esa raíz indígena nos recuerda que este ha sido siempre un espacio de encuentro y mestizaje.
De ahí en adelante, los rastros se vuelven más concretos: en 1886, Nicolás Dchyore y Mayorga pedía permiso para extraer hule en los baldíos de la República en Nosara; en 1916 nacía el primer nosareño documentado, Plutarco Castrillo Valencia; y hacia 1935 una hectárea de tierra costaba apenas ₡50 colones. En 1974, la escolaridad promedio de la población apenas alcanzaba segundo grado, y en 1988 el distrito se constituyó oficialmente, aunque bajo el nombre de “Baltodano”, recuperando poco después su identidad como Nosara.
Hoy, tras más de un siglo de transformaciones, Nosara se nos muestra como una comunidad en constante tensión entre su historia, su presente y su futuro. El Censo Nosara 2024, fruto de tres años de trabajo comunitario y un esfuerzo sin precedentes en Costa Rica, nos ofrece un retrato claro y a la vez desafiante de lo que somos. Celebramos que este esfuerzo alcanzó un 95,1% de cobertura y a partir de ahora viene la etapa de difundir los datos, analizar y servir de base para cambios positivos.
Una comunidad en crecimiento
El Censo Nosara 2024 presentó un número de 8.716 habitantes habituales distribuidos en 3.228 viviendas (2,7 personas por vivienda ocupada). Pero la población flotante cambia radicalmente el panorama: solo en diciembre de 2024, Nosara contó 26.650 residentes temporales en residencias de corto plazo. A eso se suman 188 viviendas en construcción, reflejando un modelo de crecimiento impulsado por la migración (2.346 personas migraron a Nosara desde 2011), y cada vez menos nacimientos de personas de ascendencia local. La comunidad necesita pensar en los servicios
Salud y vidas en riesgo
Aunque Nosara es reconocida como parte de la “zona azul” de Costa Rica, los datos encienden alarmas: los hombres mueren más y más jóvenes, en su mayoría por causas prevenibles como accidentes en motocicleta, armas de fuego, enfermedades cardíacas y cáncer. Lo más grave es que el 47% de todas las muertes recientes ocurrieron sin recibir asistencia médica. Siete de cada diez personas tienen seguro médico, y en cinco años se registraron más de 13 mil emergencias, un promedio de siete por día, a 60 km del hospital más cercano.
Educación: avanzamos, ¿pero a qué ritmo?
En 1974 la escolaridad promedio era de solo 2 años, en el año 2000 la escolaridad llegó a 5 años y en 2024 apenas 8 años. Es decir, avanzamos 3 años de escolaridad por cada 25 años, por lo que tomaría hasta el 2050 alcanzar la meta de que al menos la población culmine secundaria en promedio.
Celebramos que hoy las madres en Nosara alcanzan en promedio 11 años de escolaridad y cada vez hay menos embarazos adolescentes. Aunque hay avances, el ritmo es insuficiente para enfrentar los retos de la comunidad en las próximas décadas, donde la educación está estrechamente relacionada con la calidad de empleo, el arraigo y la calidad de vida.
Agua y vivienda: una deuda acumulada
Nosara cuenta con 3.322 medidores de agua en Asadas, una cifra que apenas se ajusta al número creciente de viviendas. Mientras tanto, la construcción avanza de forma acelerada: el distrito tramitó un millón de m² en proyectos, valorados en 300 millones de dólares en 5 años. Sin embargo, en los últimos 10 años, solo 2 de cada 1000 obras han sido obras públicas. Las instituciones públicas se quedan atrás comparadas con el ritmo de inversión y construcción del sector privado, por lo que ha aumentado la percepción de que los servicios están saturados y que son insuficientes comparados con el desarrollo.
La voz ciudadana que se apaga
El padrón electoral crece un 5% cada año, pero el abstencionismo alcanzó un 74% en 2024. La paradoja es clara: Nosara recibe más gente, crece más rápido, pero participa cada vez menos en las decisiones que definen su futuro. Esto es una de las principales alarmas.
Lo que nos toca decidir
La fotografía o retrato que nos brinda el Censo Nosara no es solo un espejo, es una llamada. Nos recuerda que, para sostener esta comunidad, debemos exigir y construir mejor salud y emergencias, más educación, vivienda digna, agua segura y participación ciudadana real.
El pasado nos legó nombres, raíces y memorias. El presente nos ofrece datos y retos. El futuro dependerá de lo que decidamos hoy. Así lo sellamos el 18 de julio de 2025, cuando guardamos una cápsula del tiempo para abrirse en 2075. Esta cápsula se acompañó del mensaje: “Que nunca se pierda el amor por esta tierra, ni el valor de quienes la cuidan”.





Comentarios